Si te sigues dejando dominar de las imposiciones del poder médico o del poder religioso, que generalmente sólo bendice lo suyo, y se apoyan mutuamente, nunca vas a curarte de tus dolencias crónicas. Estos dos poderes se pusieron hace muchos siglos de acuerdo para adueñarse de la salud y de las creencias religiosas de los pueblos. Así fue como acordaron llamarnos estafadores, mentirosos, brujos, ladrones, e.t.c. Si no eres rebelde, seguirás asistiendo ciega, y obedientemente, como el ganado al matadero, a tu empresa de salud, o a tu médico particular, sabiendo que en tanto tiempo de estarte tratando no te han-ha podido curar. Por el contrario, si tienes mente rebelde rápidamente te darás cuenta de que ninguno de esos tratamientos te han servido y que tienes que buscar otras medicinas.
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